Como nos enseña Laureano Luna en su libro "La lucha obrera en la era dela globalización", publicado en noviembre por la editorial EAS, el capitalismo globalista y neoliberal no tiene fronteras. Por eso, no tiene sentido luchar contra la globalización y el capitalismo desde perspectivas internacionalistas como hace Podemos, Syriza o el Bloco de Esquerda en Portugal, pues esa falsa izquierda, que defiende que no haya fronteras, hace el juego al Capitalismo internacional que también pretende que no haya fronteras para que circulen libremente personas, mercancías y capitales. La única defensa de los trabajadores frente al Capitalismo, como nos enseña el profesor Luna, son las fronteras, es decir barreras o trabas al libre mercado asentado en los tres pilares mencionados, pero eso, en el siglo XXI, ya no puede ser con políticas autárquicas tipo antigua Albania o España años 40, sino que, como está demostrado en simulaciones por ordenador (relatadas en el imprescindible libro que comentamos), sino en grandes espacios autocentrados o geopolíticos (basados en la geografía y la civilización), es decir, lo que propone Dugin en su propuesta de mundo multipolar, dentro de la 4TP.
El espacio de España y Portugal (7 de cada 10 portugueses quieren la unión política con España, según encuestas publicadas ayer) es Europa (no esta UE actual, capitalista y plutocrática, sino una UE socialista y democrática). No la Hispanidad (realidad histórico-cultural con la que España y Portugal tiene y debe mantener fuertes lazos) pues un "Imperio donde no se pone el Sol" desde Filipinas a Puerto Rico, de Chiloé a Cataluña, no es práctico en la lucha socioeconómica contra el capitalismo del siglo XXI, a pesar de la nostalgia por el Imperio, de los viejos falangistas. Podría ser Eurasia, como propone Dugin o proponía Thiriart, desde Lisboa a Vladivostok, si incluimos Rusia. No podemos incluir en este concepto de Eurasia el resto de Asia que no es Rusia: China ya es en sí misma un espacio autocentrado, con 1.300 millones de habitantes, India sería otro, con más de 1.000 millones, los países islámicos podrían ser otro, desde Indonesia a Marruecos, Hispanoamérica (con Brasil), etc.
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